BIOLOGÍA DE LA PULGA 2

Las infestaciones por pulgas en los animales de compañía es uno de los procesos parasitarios más insidiosos debido a la dificultad de su tratamiento (sobre todo si no se realiza de forma conveniente). Son responsables de anemias, deficiencias de elementos esenciales, transmisión de enfermedades infecciosas y parasitarias y de procesos alérgicos desencadenados por sus picaduras, tanto en animales como en personas. Las pulgas de nuestros animales de compañía constituyen un enorme problema, en ocasiones de difícil solución. Actualmente, los conocimientos adquiridos sobre la biología de estos insectos y la amplia variedad de productos existentes en el mercado, son suficientes para que el veterinario pueda aconsejarle y actuar con éxito frente a estos ectoparásitos. 

Introducción 
La pulga más frecuente en nuestras mascotas, tanto en perros como en gatos, es Ctenocephalides felisy, aunque es posible encontrarla durante todo el año, es precisamente en primavera cuando se produce un pico en sus poblaciones (que representan la base de las infestaciones del verano y, si no se actúa eficazmente contra ellas, de la mayor abundancia de estos parásitos en otoño). 
Se sabe que tan sólo un 5% de las pulgas residen sobre el animal y que éstas apenas abandonan a su hospedador. El 95% restante se encuentran en el medio ambiente distribuidas de la siguiente manera: un 50% en forma de huevos, un 35% de larvas y el 10% restante en forma de pupas. Encontrándose ampliamente diseminadas en el hábitat por donde se desenvuelven los animales, lo que dificulta la resolución del problema. 
Ésta es la razón por la que es preciso hablar de una lucha integrada contra las pulgas, por la necesidad de abordar actuaciones diversas sobre el animal y su entorno que incluyen medidas físicas, mecánicas, químicas e incluso de educación de los propietarios (en muchas ocasiones es la falta de información adecuada sobre el ciclo biológico de estos organismos, sobre la forma correcta de utilizar los productos, etc. lo que provoca fallos en el tratamiento). 

Biología 
Son tres las especies de pulgas que pueden encontrarse con mayor frecuencia parasitando a perros y gatos: 

Ctenocephalides canis, o pulga del perro, que parasita sobre todo a este animal. 

Ctenocephalides felis, o pulga del gato, que además de a éste, afecta frecuentemente al perro. 

Pulex irritans, o pulga del hombre, que ocasionalmente se encuentra también en perros. 

Las tres especies pueden afectar en mayor o menor grado al hombre. 
Ctenocephalides felis, es la especie más abundante y la mejor conocida. Su ciclo evolutivo es complejo. Las hembras ponen huevos de 0,5 mm de longitud y de color blanco sobre la piel y pelo de sus hospedadores. Los huevos caen al suelo, distribuyéndose por todos los lugares por los que transita el hospedador, aunque es en los sitios de descanso y sueño donde se encuentran con mayor abundancia. Para el desarrollo de los huevos hasta la fase de larva es necesaria una temperatura superior a 13ºC; el rango de temperatura óptimo se sitúa entre los 23 y los 25ºC. 
Las larvas eclosionan en un plazo de tres a seis días. En un medio con temperatura adecuada y humedad relativa alta. Son pequeñas y de aspecto vermiforme. Poseen un aparato bucal adaptado a la masticación y se alimentan de deshechos orgánicos, escamas, pelos y, particularmente, de heces de pulgas hembras adultas, constituidas en gran parte por sangre poco digerida. En el período de desarrollo de las larvas influye en gran medida la temperatura. Éstas atraviesan tres estadíos larvarios hasta alcanzar un tamaño de 6 mm. En condiciones adecuadas, la fase larvaria dura de 6 a 8 días. Esto puede conseguirse en laboratorio manteniendo una temperatura de 32ºC y una humedad relativa del 80%. Las larvas son muy sensibles a la desecación, aunque también el exceso de humedad puede matarlas en pocas horas. Lo mismo ocurre con temperaturas superiores a 40ºC o por debajo de 0ºC. Tampoco son capaces de desarrollarse en zonas expuestas a la luz solar directa. 
Mediante estímulos hormonales, las larvas inician su paso hacia el estadío de pupa. Ésta es una fase de reorganización interna de los tejidos que dará lugar al individuo adulto. Para ello, la larva III comienza a tejer un capullo muy fino, de 4 mm. de longitud y 2 mm. de ancho. Las fibras que forman el capullo son muy viscosas, de modo que éste pronto se recubre de polvo y deshechos que le proporcionan una protección adicional. En condiciones ideales, a temperatura de 24ºC y con una humedad relativa del 78%, la fase de pupa dura de 8 a 13 días. El estado de pupa es el más resistente frente a la desecación; el paso a la fase de adulto puede producirse incluso con sólo un 2% de humedad relativa. 
El ciclo depende directamente de factores como la temperatura y la humedad. En condiciones óptimas se completa en sólo 12 ó 14 días, pero lo normal en las condiciones habituales en una vivienda es que se prolongue a unas tres o cuatro semanas. En una situación ambiental desfavorable, el ciclo puede durar hasta 174 días. 
Las pulgas adultas se desarrollan en el interior del capullo, y pueden permanecer durante más de 140 días en él si no hay ningún hospedador en las inmediaciones. La capacidad para sobrevivir largos períodos dentro de los capullos representa un importante mecanismo de adaptación de estos parásitos. Existen factores que estimulan la salida de los adultos, como son la presión mecánica, la presencia de focos de calor y las vibraciones. Para localizar a los hospedadores, dependen principalmente de estímulos luminosos. La atracción se ve aumentada cuando la fuente de luz es interrumpida temporalmente durante un corto período, como ocurre cuando un hospedador pasa por delante de una fuente de luz; la secuencia luz-sombra estimula a las pulgas a saltar hacia ese lugar. La temperatura también tiene importancia en la localización de los hospedadores. Las pulgas adultas son capaces de diferencias los cuerpos calientes de los que no lo son cuando éstos se encuentran en movimiento. El dióxido de carbono exhalado por los animales es otro factor atrayente. 
Una vez que han encontrado un hospedador, las pulgas adultas se alimentan rápidamente de él y comienzan la reproducción. A las 24 horas ya se ha producido la fecundación, y entre las 36 y las 48 horas siguientes comienza la oviposición. El número de huevos puestos al día es de unos 27, y el período de puesta dura alrededor de 100 días. Si después de salir del capullo, la pulga no encuentra un hospedador, ésta puede sobrevivir hasta 60 días en un ambiente cálido y húmedo. 
La gran dificultad de la lucha contra las pulgas se explica por sus características biológicas y especialmente por su asombrosa capacidad de supervivencia. La batalla contra estos parásitos ha de librarse en dos frentes: eliminando los adultos, que se encuentran sobre todo en los animales hospedadores, y destruyendo los huevos, larvas y pupas existentes en el entorno. Sólo se requerirá una actuación sobre el animal si el medio ambiente en que se desenvuelve éste no es apropiado para el desarrollo del ciclo evolutivo de las pulgas. Sin embargo, incluso en viviendas modernas y fáciles de limpiar, se encuentran lugares adecuados para el desarrollo de los parásitos. Por ello, siempre es aconsejable realizar los dos tipos de actuación a la vez. 

Métodos de control 

MÉTODOS FÍSICOS 
Los métodos físicos son aquellos que se utilizan para impedir que los animales entren en contacto con zonas contaminadas por pulgas. Ya hemos visto cómo las pulgas adultas permanecen sobre el cuerpo del hospedador y que apenas lo abandonan, incluso pese a estar junto a otros animales libres de estos parásitos, de forma que las infestaciones se producen cuando los animales frecuentan zonas parasitadas por pulgas recién emergidas de la fase de pupa. Estos lugares pueden estar en nuestro propio domicilio, sobre todo si disponemos de jardines, cobertizos u otras construcciones susceptibles de ser visitados por gatos vagabundos y ratas para criar o para pasar parte de su ciclo biológico en ellos. 
Además de los animales de compañía, muchos otros animales pueden comportarse como hospedadores de Ctenocephalides felis. Así se han identificado en zorros, ratas y en ganado doméstico. Todos ellos actúan como reservorios de las pulgas para nuestros animales. 
Se comprende entonces la importancia de aplicar medidas que impidan la presencia constante de estas especies en el entorno de los pacientes que tratamos. Medidas que incluyen desde podar matorrales espesos o cerrar habitáculos hasta impedir que se acumulen objetos o basuras que puedan servir de refugio o fuente de alimento a estos reservorios. 

LUCHA MECÁNICA 
El momento del día preferido por las pulgas para realizar la puesta de huevos es durante la noche o cuando hay muy poca luz. Esto explica que la mayor parte de los huevos se localizan en los lugares reservados para el descanso de los animales. A estos lugares se les denomina puntos calientes, y son los que ofrecen las mejores condiciones de supervivencia. 
Estas zonas (situadas justo debajo de las mantas donde se acuestan los animales o, en el caso de que se les facilite cama, mezclados con la viruta de papel, madera o con la paja), serán los lugares elegidos por muchas pulgas para desarrollar su ciclo completo. Sin embargo, no debemos olvidar que las larvas son muy móviles y que una parte importante de las mismas se desplaza desde el lugar donde eclosionan. Como estas larvas presentan fotofobia y son geófilas, para ocultarse se introducen en gran variedad de lugares, como entre las grietas de las paredes y del suelo, en las rendijas del parquet, entre las fibras de las alfombras o entre los asientos de los sofás e incluso de los coches. 
Por esta razón, resulta imprescindible para controlar la población de pulgas en el ambiente, mantener una limpieza adecuada de los mismos. El cambio periódico de la cama y su eliminación o lavar con detergente y agua caliente las mantas u objetos que empleen las mascotas para echarse son las primeras actuaciones que deben emprenderse. El aspirado cada quince días de las áreas donde duermen o se acuestan, así como de sus alrededores, también es una de las medidas más acertadas. Las alfombras requieren una atención especial puesto que muchas larvas pueden quedar retenidas entre las fibras (en este caso, el aspirado se realizará con detenimiento tanto por debajo como por encima). Lo mismo pasa con las rendijas entre los asientos de los sofás y de los tresillos, hay que dedicarles un tiempo extra para asegurarnos de que hemos eliminado la mayor cantidad posible de estos insectos. 

MÉTODOS QUÍMICOS 
Han sido tradicionalmente, y siguen siéndolo, los métodos más utilizados en la lucha contra las pulgas. Lo más acertado consiste en realizar un tratamiento combinado contra las formas adultas en el hospedador y contra las formas preadultas (huevos, larvas y pupas) en el entorno. En este sentido, es preciso recordar que los tratamientos tradicionales de acción únicamente frente a las formas adultas no resuelven el problema, por la gran cantidad de huevos, larvas y pupas que quedan en el medio ambiente, incluso después de limpiar cuidadosamente los puntos calientes. 
En el mercado se encuentran disponibles un variado surtido de productos efectivos frente a las formas adultas. Entre ellos los insecticidas son los principales y también los más abundantes. Dentro de éstos se engloban varios grupos como son los organofosforados, las piretrinas y los carbamatos. En general se pueden administrar por vía tópica (polvos, champús, sprays, etc.) en collares o de forma sistémica. De aparición más reciente son los IGRs (del inglés Insect Growth Regulators o Reguladores del crecimiento de los insectos). 
Aunque los modernos insecticidas tienen un margen de seguridad elevado, debido a su utilización tópica siempre pueden representar un riesgo si no se utilizan de forma correcta y siguiendo las indicaciones de los fabricantes, bien porque son absorbidos a través de la piel o porque son lamidos por el propio animal. Para que los tratamientos con este tipo de compuestos resulte eficaz su aplicación debe ser periódica. Ello implica un riesgo puesto que si las pulgas al picar no reciben las dosis letales se van seleccionando cepas resistentes a los mismos. 
Muchas personas aplican simultáneamente un compuesto sobre las mascotas y un tratamiento en el ambiente (para luchar frente a los huevos y larvas) con insecticidas pertenecientes generalmente a familias farmacológicas diferentes; por poner un ejemplo, utilizan un piretroide frente a las formas adultas en el animal, en el ambiente emplean un organofosforado. Estos tratamientos en el medio ambiente, además de ser complicados de realizar y bastante costosos presentan una dificultad añadida y es que nunca tendremos la seguridad de que acceden a todos los lugares donde crían las pulgas. La dificultad aumenta si los animales tienen acceso a jardines con vegetación. Otra desventaja es que sólo actúan frente a larvas y adultos recién emergidos y que facilitan la aparición de resistencias al llegar en cantidades mínimas a muchos lugares de cría. Además, no resulta frecuente que los propietarios no los utilicen con la frecuencia necesaria con lo que se favorece la presentación de reinfestaciones. 
Las pupas se localizan en lugares resguardados y son resistentes a los tratamientos químicos. El desarrollo de las mismas es muy variado y puede requerir tan sólo 13 días o prolongarse más allá de las 50 semanas. Esta eclosión se realiza de forma escalonada de tal manera que, a medida que las pulgas procedentes de una misma puesta emergen del pupario van reinfestando el ambiente durante meses. En este fenómeno, denominado ventana pupal, reside probablemente la explicación de un número elevado de fallos en el control de las pulgas. 
De reciente aparición en el mercado de los animales de compañía, los Reguladores del Crecimiento de los Insectos (IGRs) pueden dividirse en dos grandes grupos en función de su mecanismo de actuación frente a los insectos: los Juvenoides o IGRs de 1ª generación y los Inhibidores de la Síntesis de Quitina o IGRs de 2ª generación (también denominados IDIs). 
Los Juvenoides también llamados JHAs (Juvenil Hormone Analogs) simulan la acción de las hormonas juveniles y pueden causar la muerte de los parásitos al impedir la eclosión de la larva del huevo o la transformación de las larvas en ninfas. Productos como el Metopreno, el Fenoxycarb y el Piriproxifeno pueden ser empleados para el tratamiento de mantas, moquetas, casetas y ambientes. No hay que olvidar que se trata de productos fotosensibles, por lo que su eficacia se verá notablemente reducida a no ser que se utilicen formulaciones microencapsuladas. Estos IGRs no pueden eliminar a los adultos y para matar a las pupas, que representan las fases más difíciles, tienen que actuar sobre el huevo o la larva (ello ofrece casi los mismos problemas que si empleásemos insecticidas clásicos). 
Por su parte los Inhibidores de las Síntesis de Quitina o IDIs (Insect Development Inhibitor) son sustancias que al interferir en el proceso de formación de la cubierta de quitina que forma el exoesqueleto de las pulgas impiden la eclosión de las larvas de los huevos y sus mudas, así como la transformación de la pupa en pulga adulta. Dentro de este grupo, productos como en Diflubenzuron o Triflumuron son utilizados en la lucha frente a estos insectos. Otro compuesto comercializado en España, el Lufenuron, resulta eficaz cuando es ingerido por la pulga puesto que impide que ésta tenga descendencia. 
El Lufenuron se administra por vía oral una vez al mes en perros o en gatos. Esta dosis es suficiente para mantener en sangre una concentración adecuada que al ser ingerida por las pulgas impedirá el desarrollo del huevo o de las larvas y, en consecuencia, la aparición de formas adultas. El Lufenuron también es eliminado por las heces de las pulgas, heces que a su vez sirven de alimento a larvas que proceden de huevos de pulgas no tratadas, impidiendo también su evolución al estadio maduro. 
Los IGRs e IDIs tienen la gran ventaja de que son muy seguros para los mamíferos. 

Lucha integrada contra las pulgas 
Estamos comprobando cada día que la lucha frente a las pulgas presenta muchas dificultades, dificultades que pueden ser superadas mediante el establecimiento de un Control Integrado basado en los siguientes puntos: 

- Evitar que los lugares más frecuentados por las mascotas sean visitados periódicamente por otros animales, como gatos vagabundos, ratas o animales silvestres. 
- Limpieza periódica de los denominados puntos calientes. 
- Utilización, también de forma periódica, de insecticidas tradicionales o de IGRs en los lugares dentro de la casa en donde permanecen nuestras mascotas. 
- Tratamiento de los animales con productos químicos eficaces frente a las formas adultas (sobre todo en las épocas de mayor riesgo: primavera y otoño). En este caso se tendrá en cuenta la posible aparición de resistencias si se utilizan solos y de manera continuada). 
- Conociendo lo difíciles que resultan los tratamientos ambientales y sobre los animales para eliminar completamente las poblaciones de pulgas, así como la facilidad de que se reinfesten frecuentemente con pulgas que crían en ambientes exteriores resulta imprescindible como base de esta lucha integrada el tratamiento con un IDI para impedir que las pulgas tengan descendencia. Estos productos impiden el desarrollo de huevos o larvas sin necesidad de aplicarlo directamente en el ambiente, evitando la complicación que conlleva la utilización de otros productos y teniendo la seguridad de que los insectos que se van a introducir accidentalmente en casa y van a picar a nuestras mascotas no van a ser capaces de criar, sean o no resistentes a los adulticidas que empleemos. 

Resumen 
La lucha eficaz frente a las pulgas pasa por una aplicación integrada de los métodos de control conocidos, siendo lo más fácil y práctico el empleo de un adulticida en combinación con un IDI, junto con la limpieza periódica de la cama de las mascotas. El adulticida elimina las formas adultas del animal y el IDI impide que las pulgas que sobreviven cuando la actividad adulticida disminuye se reproduzcan reinfestando a los animales. Además, el diferente mecanismo de acción de estos dos tipos de compuestos evitará de manera significativa la aparición de resistencias. El IDI permite también instaurar un régimen preventivo contra las pulgas. Una vez iniciado el tratamiento, puede que el animal coja alguna pulga pero, como el IDI evitará el desarrollo de huevos y larvas, no se producirá ninguna reinfestación en el hogar.
 
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